lunes, 31 de enero de 2011

¿TLEIKA ZIHZITLALTIN?
¿Por qué las estrellas?

-Las Estrellas en Kuitlauak.
-Miktlan.
-Milkailhuitontli.
-Uey Milkailhuitl.

DESENMASCARANDO LOS MITOS DE NUESTRA HISTORIA.

Por: Baruc Martínez Kuauhtonal.
Miembro del Kalpulli Tonalli Xoxouhka y Kuitlauak.

A la mayoría de la gente se le puede preguntar cuál es el motivo de este proceder, sin embargo sólo contestan que son “para guiar a los difuntos”, sin entender el sentido profundo que trae consigo este simbolismo. 

Precisamente el propósito de estas líneas es dar a conocer o recordar la significación y el por qué de esta antigua tradición. Para que se comprenda mejor esta cuestión, necesitamos remontarnos al concepto que tenían los pueblos de Anauak acerca de la “muerte”. Es necesario recalcar que este concepto nada tiene que ver con el pensamiento occidental impuesto en la invasión española, por lo tanto pedimos se aparte un momento de él, amable lector. 

¿Cómo se concebía la muerte en Anauak?. A diferencia del pensamiento occidental la muerte nunca significó finitud de existencia en este plano físico, fue sólo un proceso natural de cambio perpetuo hacia otros estados de composición química. Se podía decir que ellos, al igual que la Física moderna, pensaban que “la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Y que este proceso de transformación es normal en cualquier ser. “La muerte es un fenómeno Fisiológico, acontecimiento natural, tan natural como comer, dormir, andar, etc.”(1) 
Por lo antes citado nunca se temió a la muerte, al contrario, ésta implicaba evolución. El individuo que moría ya había dejado muchos logros (ya sea en la vida material como en la intelectual) y sus descendientes harían más, y esto nos llevaría a un progreso continuo e infinito. De esto surge la sentencia de los antiguos: 

La misión del anauakatl es descubrir
y crear o perecer. 

Como hemos visto hasta este momento la muerte es un factor natural que lleva consigo el inevitable seguimiento del espiral cósmico. 
A raíz de la invasión española existieron algunos sincretismos, por lo tanto el mexicano actual tampoco teme a la muerte debido a que tenemos una memoria genética que se ha preservado hasta nuestros días. A este respecto el maestro Alejandro Montiel Coello nos explica: 

La muerte se entiende como mutabilidad y cambio en el pensamiento mexicano y no como aniquilamiento, que es como la conciben los europeos. Si los mexicanos no tememos a la muerte es precisamente porque la entendemos como mutabilidad y cambio y no porque seamos “muy machos”(2).

Ahora es cuando debemos entender, aunque muchos no lo aceptemos, que el pensamiento antiguo sigue en nuestras mentes, y en diversos casos guiando nuestro camino. Continuaremos con nuestro trabajo.

En la cosmovisión Nativa existían tres lugares donde se dirigía la energía del que había trascendido. Éstos son: Miktlan, Tlalokan, Tonatiuh ichantzinko. Del primer lugar nos ocuparemos más tarde, de los otros dos sólo diremos pequeñas observaciones. Todos los que morían a causa de una inundación, o de cualquier otro fenómeno que tuviera relación con el agua, se dirigían hacia el Tlalokan, o lugar donde está Tlalok. Es necesario entender esto: Tlalok no es dios de la lluvia, sino la lluvia en su faceta del licor de la tierra. 

Lo anterior lo hemos explicado porque en el pensamiento autóctono no cabe nada sobrenatural y el concepto de dios sí lo es, por lo tanto se comete un error al aplicar la palabra dios a todos los simbolismos de Anauak, ya que ésta fue impuesta por los invasores europeos que tenían una mentalidad netamente deísta.(3) 

Seguimos con el tema del Tlalokan, en este lugar siempre había abundancia y era como un paraíso a la manera occidental. Después viene Tonatiuh ichantzinko, el venerable hogar del Sol. Aquí iban los que habían muerto en combate y las mujeres que morían durante el parto. Los guerreros permanecían hacia el oriente, Tlauiztlampa (el rumbo de la luz
), y las mujeres al poniente, Ziuatlampa (el rumbo de las mujeres). Al pasar cuatro años los guerreros se convertían en aves de plumaje precioso, y aquéllas en Ziuateteoh o mujeres solares.

Dejando atrás los otros dos lugares pasaremos al sitio que realmente nos interesa para la explicación de las estrellas: Miktlan. 
“Es el cielo de la total inactividad, opuesto al Omeyocan; es un espacio al que se puede entrar, pero del que nunca se puede salir. Es un lugar frío, obscuro y silencioso donde toda actividad es imposible”(4).

Lo anterior nos muestra la manera mítica en que los hombres antiguos narraban sus conocimientos. Miktlan significa lugar de reposo y quietud, es el lugar de Miktlanziuatl y Miktlantekuhtli, la señora y señor del sitio del silencio. Es la dualidad transmutadora de la energía hacia otros estados naturales.

Pero, para llegar al Miktlan se deben pasar por nueve estancias, esto nos habla de procesos de cambio en la energía. A continuación los citaremos:

-Itzkuintlan. Lugar de perros.
-Tepetl monamiktlan. Lugar donde se encuentran los cerros.
-Itztepetl. Cerros con cuchillos de obsidiana.
-Itztehekayan. Donde el viento sopla como cuchillos de obsidiana.
-Pantlikatlakayan. Lugar del río no muy profundo donde flotan como estandartes.
-Temiminaloyan. Donde flechan a la gente. 
-Teochiayolkualoyan. Donde los animales devoran la energía que ven.
-Apoxkahlohkan. Donde está enmohecido.
-Chikonauhmiktlan. Novena estancia del lugar del reposo y quietud.(5) 

De estos nueve el que más nos interesa es el primero: Itzkuintlan, o lugar de perros. Aquí, cuenta la tradición, existe un río y para pasarlo tenemos que auxiliarnos de algún perrito, que nos hará más fácil el camino. El Dr. León Portilla nos comenta: “Como debían superar una larga serie de pruebas, se les daba [a los difuntos] en compañía un perrillo que era incinerado junto con el cadáver”(6). 

Esta idea del perro subsiste en el pensamiento del mexicano actual, aunque un poco sincrética con el marco religioso. Empero, es aquí donde queríamos llegar. Al perro en idioma nauatl se le conoce como xoloitzkuintli. Uno de los nombres de Venus es Xolotl, el gemelo de Ketzalkoatl. 
De lo anterior derivemos esto: xoloitzkuintli nos ayudará a pasar el río y nos guiará hacia las demás estancias, Xolotl es una estrella que también guía nuestro andar.

Sólo basta recordar para comprobar nuestra aseveración; el mito de Ketzalkoatl y la creación del hombre. En éste la Serpiente preciosa se dirige al Miktlan en busca de los huesos de los hombres de generaciones pasadas, él necesita cruzar el río que ya mencionamos, por lo que recurre a su naual, que es de alguna forma un gemelo que todos llevamos dentro. Xolotl resulta ser este naual de Ketzalkoatl (como antes también lo habíamos mencionado) y lo ayuda a cruzar el río. 

Nuestros abuelos de Kuitlauak quisieron atraer a los difuntos que regresaban del Miktlan hacia Tlaltikpak, la tierra, colocando estrellas, recordando su camino por los nueve lugares, y agradeciendo al perrillo que los había guiado, así como también a la estrella matutina que señala nuestro proceder de igual forma. 

Éste es uno de los sentidos de la estrella en la actual Delegación de Tláhuac, pero aún hay otros que debemos señalar. 

Las estrellas mismas son el simbolismo de que ese día (1° y 2 de noviembre), los seres que habitan el Miktlan están con nosotros, el ambiente se convierte en una interacción de energías. Éstas son todas las personas que se encuentran en el lugar del reposo, aquellas que ya han encontrado el camino, las que han recuperado su esencia porque han comprendido la efímera existencia en un solo plano de esta realidad.

Por ello los abuelos decían:

...y todos somos estrellas cuando
descubrimos nuestra esencia(7). 

Entonces si alguna vez nos llegaran a preguntar ¿tleika zihzitlaltin? (¿por qué las estrellas?), nosotros debemos responder: ipampa yehuantzintli toteteoh (porque ellas son nuestros venerables muertos). 

La idea que acabamos de exponer continúa vigente en el mexicano actual, pero, sólo en el que no está muy alejado del campo, o de las raíces ancestrales. ¿Adónde le gustaría ir cuando muera?, esto fue lo que se le preguntó a un campesino de Milpa Alta y éste respondió: “Cuando yo muera quisiera que mi alma se fuera hacia una estrella brillante y llena de luz, o si no que se metiera en un pajarito de plumas de colores y de bonito canto...(8)” 

Además recordemos un pasaje de la carta del Jefe de Seattle, donde dice que los muertos “... emprenden sus paseos entre las estrellas”(9). Lo cual muestra que la idea de “muerte”, que poseían los abuelos, era en general para todo el continente.

De esta manera nos damos cuenta de la importante significación de las estrellas en Kuitlauak, éstas esconden un profundo sentido de toda la concepción de muerte que nuestros antepasados tenían. Es una manera de mostrar este mismo concepto y proyectarlo hacia otras personas. 

Es una tradición netamente Nativa, no tiene que ver nada con el pensamiento occidental. Al momento de la invasión española casi toda nuestra ciencia fue borrada por los frailes, éstos creían ver en las tradiciones de los abuelos cosas del demonio, por ello las destruyeron. Pocos fueron los lugares donde se logró conservar el conocimiento, Kuitlauak fue uno de ellos. 

La institución que persistió de manera clandestina en estos 500 años fue el Uey Kalmekak, o la Gran casa de Estudios Superiores. Con la desaparición física del último heredero de la tradición oral: Don Estanislao Ramírez Ruiz, se perdieron gran cantidad de conocimientos. Sin embargo, las estrellas volvieron a relucir como una herencia ancestral que continúa vigente en nuestros días.

Actualmente existe el Kalpulli Kuitlauak que se dedica al rescate de los valores Nativos en esta población. Entre sus principales actividades se encuentran: la lengua nauatl, el “calendario aztekatl”, la danza solar aztekatl-chichimekatl, la herbolaria, la filosofía. Y nosotros hemos formado un pequeño grupo de jóvenes dedicados a la investigación y difusión de la herencia cultural de Ixachilanka.(10) 

Es por ello que damos a conocer este breve artículo con la explicación y el por que de las estrellas en esta población. Esperamos recuperar muchas más tradiciones, y que algún día, no muy lejano, podamos ver una auténtica Milkailhuitontli y una Uey Milkailhuitl, que son las Pequeña Fiesta de Muertos y la Gran Fiesta de Muertos respectivamente. Éstas eran celebradas en las veintenas de Tlaxochimako (la ofrenda de flores) y Xokotl Uetzi (la caída de los frutos), correspondientes a los meses de agosto y septiembre.

Ante los embates del actual sistema globalizante tenemos que resistir y conservar “todo lo que nuestro corazón ama, que sabremos es gran tesoro, como una piedra de esmeralda”(11). 

Es pues, nuestro deber como pueblo, el rescatar los valores que los antiguos pobladores de estas tierras nos heredaron, a nosotros y a todos nuestros descendientes. Necesitamos liberarnos de atavismos que hoy guardamos, comprendamos que el recuperar la identidad, a través de nuestras raíces Nativas, es un imperativo urgente para afrontar los procesos sociales que se desencadenarán en algunos años.

Por todo lo anterior y a manera de reflexión nosotros les preguntamos:

¿Kuixmo timexihkah, tinelmexihtin?.

¿Acaso no somos mexicanos, verdaderos mexicanos?.

La muerte es tan natural como el nacer,
como el tomar agua o dormir.
Aquel que no intenta siquiera comprender esto,
no está preparado para vivir.

NOTAS.

1 Izkalotzin María Del Carmen Nieva López, Mexikayotl esencia del mexicano, Filosofía Nauatl, México, Orión, 1969, 226 p., p. 81.

2 Alejandro Montiel Coello y Leopoldo Segura Almaraz, “Tlaltzin tochantzinko zan in yuh ziwatl, La tierra, nuestro hogar, es como una mujer”, en Ce-Acatl, Revista de la Cultura de Anáhuac, México, Número 59, del 1° al 20 de abril de 1994, 24-25 p., p. 25.

3 Con relación al tema del mito de los “dioses” en Anauak puede ver Jorge Arellano Youalozelotl, Alejandro Del Valle Ikxiozelotl y Baruc Martínez Kuauhtonal, Ixachilankayotl, La Esencia de los hombres de Ixachilanka, México, Tonalli Xoxouhka y Kuitlauak, 228 p., pp. 206-216. 

4 Estanislao Ramírez Ruiz, en Paula Gómez Alonzo, Datos comentados sobre Filosofía Náhuatl, México, Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 1965, 43 p., p. 30.

5 Los datos fueron tomados de Itzkuauhteotl, Mexicatlitlahtol, la voz del Mexica, México, Número 2, 15 de octubre del 2003, 14 p., p. 14. Agradecemos al Temachtiani Artemio Solís Guzmán por la ayuda brindada en la explicación de los nueve estadios para llegar al Miktlan. Tlazohkamati uel miak.

6 Miguel León Portilla, La filosofía Náhuatl estudiada en sus fuentes, Angel Ma. Garibay (pról.), 9ª edición, México, UNAM, 2001, 456 p., p. 205.

7 La cita anterior nos la compartió el Temachtiani Artemio Solís, y ésta a su vez se la dijo su guía don Marcial Gutiérrez Atenanko. 

8 Arturo Meza Gutiérrez, Mosaico de Turquesas, Angela María Martínez Sánchez (pról.), México, Edición del autor, 1999, IX + 208 p., p. 85. El subrayado es nuestro.

9 Jefe de Seattle, en Antonio Gomora Xokonochtletl, Juicio a España, testigos Aztekas, México, Tlamatini, 1988, 158 p.

10 Ixachilanka: Nombre autóctono del hoy llamado continente de América. Significa “Aquí donde se extiende nuestro rostro conjuntamente con el agua”.

11 Último mandato del Ueuetlahtokan, Consejo de Ancianos, en voz de Kuauhtemoktzin, último Tlahtokatzintli de la Anauak Tlahtokayoikniuhtli, Gran Confederación de pueblos de Anauak. 12 de agosto de 1521 (Mahtlaktli uan yei kuetzpallin, tlaxochimako, yei kalli xiuitl).

BIBLIOGRAFÍA.

Arellano, Jorge Youalozelotl, Alejandro Del Valle Ikxiozelotl y Baruc Martínez Kuauhtonal, Ixachilankayotl, La Esencia de los hombres de Ixachilanka, México, Tonalli Xoxouhka y Kuitlauak, 228 p.

Flores Arce, José Concepción Xochimeh, “Mictlan”, en Ce-Acatl, Revista de la Cultura de Anáhuac, Número 53-54, noviembre-diciembre de 1993, 13-20 p.

Gómez Alonzo, Paula, Datos comentados sobre Filosofía Náhuatl, México, Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 1965, 43 p

Gomora, Antonio Xokonochtletl, Juicio a España, testigos Aztekas, México, Tlamatini, 1988, 158 p.

Itzkuauhteotl, Mexicatlitlahtol, la voz del Mexica, México, Número 2, 15 de octubre del 2003, 14 p.

León Portilla, Miguel, La filosofía Náhuatl estudiada en sus fuentes, Angel Ma. Garibay (pról.), 9ª edición, México, UNAM, 2001, 456 p.

Matos Moctezuma, Eduardo, Muerte a filo de obsidiana, 2ª. Edición, México, SEP, 1986, 153 p., (Lecturas Mexicanas 50).

Meza Gutiérrez, Arturo, Mosaico de Turquesas, Angela María Martínez Sánchez (pról.), México, Edición del autor, 1999, 208 p.

Montiel Coello, Alejandro y Leopoldo Segura Almaraz, “Tlaltzin tochantzinko zan in yuh ziwatl, La tierra, nuestro hogar, es como una mujer”, en Ce-Acatl, Revista de la Cultura de Anáhuac, México, Número 59, del 1° al 20 de abril de 1994, 24-25 p., p. 25.

Nieva López, María del Carmen Izkalotzin, Mexikayotl esencia del mexicano, Filosofía Nauatl, México, Orión, 1969, 226 p.

Vargas Pérez, Isabel, “Mizquic en el Día de Muertos”, en Ce-Acatl, Revista de la Cultura de Anáhuac, Número 51-52, octubre-noviembre de 1993, 19-21 p.

¿Es que en verdad se vive aquí en la tierra?
¡No para siempre aquí!
Un momento en la tierra,
si es de jade se hace astillas,
si es de oro se destruye,
si es plumaje de ketzalli se desgarra.
No para siempre aquí,
¡sólo un momento en la tierra!.

NEZAUALKOYOTZINTLI

KALPULLI TONALLI XOXOUHKA, KALPULLI KUITLAUAK

1 comentarios:

Juan Luis dijo...

El año nuevo Mexica 2014 es 2 conejo? ¿Se debe conformar un nuevo calendario para la nueva era?

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